Revista Latinoemerica de Poesía

Revista Latinoemerica de Poesía

post

Cantos azules y otras estaciones peligrosas



 

"Carlos Polo tiene un porte de boxeador. Pensaba que el parecido se reducía a su físico hasta que leí este libro y comprendí que este es un hombre que boxea contra el mundo. Sus poemas coloquiales y narrativos son descarnados, rabiosos, combativos, y al mismo tiempo, son tiernos, intimistas, nostálgicos. ¿De dónde surgen estos poemas? Claramente no surgen de una meditación ante la página en blanco. Más bien las palabras que cubren estas páginas vienen de la sangre que brota de su herida. ¿Quién lo hirió? ¿El mundo? ¿La vida? No sabemos bien. Lo único que puedo decir es que para los que dudan y no saben cómo seguir, aquí tienen unos poemas que luchan contra el paso del tiempo, la soledad, la marginalidad frente a las instituciones sociales y la sociedad deshumanizada, unos poemas que nos reflejan y que les pueden infundir el coraje suficiente para seguir enfrentando el infierno cotidiano."

Frank Báez,
Poeta, narrador y cronista de República Dominicana

 

 

 


EL ÁRBOL

A este almendro que fue sembrado en el vientre de mi madre hace 43 años ya, justo cuando papá se bajó del mundo, precipitado y en silencio, le han crecido unos pequeños icacos que a veces suelen ser amargos, aunque yo quisiera que fuesen mangos dulces, florecen verdes o azules, y cuando menos lo espero, esos amarillos poemas que cuelgan de mis ramas se caen y ruedan por el piso como pelotas de cristal.

A este tronco viejo que ya voy siendo no le han crecido alas sino risa, no le ha crecido hierba sino historias, no le ha crecido llanto sino lluvia, no le ha crecido sombra sino olvidos.

De este viejo ‘pero’ no esperes olmos sino arreboles… de este viejo palo seco solo espera este canto hondo y adolorido de las palabras que se me caen como gajos cada tanto, cada abril, cada mayo, cada otoño.

 

 

 

 

TOCATA Y FUGA

Y era sencillo andar la acera sin chalecos antibalas, sin sombrilla, sin guantes de cuero, mascarilla antigás o protector para las escamas. Y era sencillo echarse debajo de la sombra de los postes y el ala azul de las nubes agoreras o protegerse de las embestidas del ruido. Y era natural mirarse a la cara, o recibir una puñalada en el orgullo. Esperar al cartero en la ranura de una ventana, o percibir el olor de tu risa propagada por el viento.

Y era sublime conocerte en una esquina, en la ventanilla de un autobús o en el lado cremoso de algún bar de buena muerte, antes de que afilaras los cuchillos.

Y es tan aburrida la adicción de los ordenadores y su droga cibernética que te inyectas por los ojos y la frialdad de la distancia y el clic, y las teclas y el golpe de agua fría y la burla de las duchas o la carcajada del despertador.

Y era feliz entre la bruma de la madrugada en compañía de los pardos gatos chupando el limo de una luna destetada, hurgando entre las flacas vacas o compartiendo un vodka barato con olor a insecticida.

Y era fácil evitar las escobas bocarriba detrás de los portones, el amor de los envidiosos o salir a nado de un mar de lágrimas… Pero para esa trampa de la gravedad, para ese yunque amarrado en los tobillos, para esa inmarcesible torpeza para el vuelo, continúo padeciendo de esos calambres que me impiden una fuga redonda, rotunda y definitiva.

 

 

 



GOLPE DE CAMPANA

He recorrido el borde espinoso del camino, donde los perros ladran y enseñan los dientes al viento.

La vida ha intentado muchas veces hacerme a un lado, pero la rabia de mi verbo le ha devuelto el golpe.

No pueden encerrarme, no existe probabilidad alguna de que me vean arrodillado.

Me ha hecho mucho más daño la indiferencia de tus ojos, el frío de tus labios, la mueca dolorosa de tu adiós.

No estoy aquí para sumarme al culto de los ciegos, para orarle al mismo dios de tu bolsillo.

He estado en la oscuridad de la esquina a punto de bajar los brazos, pero un golpe de campana a tiempo vino a redimirme.

No olvides nunca que en mis nudillos reposa la dinamita de Tyson y gracias a ella pude borrarte la sonrisa hipócrita de la cara.

A conciencia he evitado el oropel y la mentira, la falaz trampa de los tiempos, pero he dicho lo justo y lo necesario, lo que quieres y lo que no quieres escuchar, porque en mi boca habita el grito colérico de Túpac.

No he venido a darme por vencido, no he venido a hincarme, no he venido a ahogarme con el llanto…

Lo mío es este canto, es el color de mi palabra que me ha permitido decir, porque yo soy el que cuenta, porque soy el que dice, el que recita…

No tienes que escucharme, no tienes que creerme, pero si te suena, si te llega en algún lugar mi cantejondo, la música de mi mar, mi lamento sureño, no dejes de bailar.

 

 

 

 

 

EL QUIJOTE

Soy un quijote.
He salido de Rocinante por viejo y averiado…
pobre caballo azul vendido al mejor postor.
Me he intoxicado con lecturas y otros venenos.
He combatido la muerte, el miedo y la locura.
Mis molinos son mucho más difíciles de vencer.
Escuderos he tenido muchos,
pero ahora mi lucha es solitaria.
Soy un caballero bufo que esgrime una pluma,
y mi escudo es de papel.
He perdido muchas batallas,
algunas me dejaron heridas que aún sangran.
Combato por causas perdidas
e ideales que no resuelven nada.
Soy el caballero de la triste figura,
sin sombra, con la mirada acuosa
y abundantes nosta

 

 

 

 

 

CANCIÓN DE LA LLUVIA

Ha vuelto la lluvia silenciando las cigarras
y su blues de mediodía.
Ha regresado el gris sobre los cerros,
el cielo empañado, las moscas y su gula,
la melancólica canción de los sapos nocturnos,
la psicótica criminalidad de los zancudos,
la iracunda fatalidad de los arroyos.
Sí, ha vuelto la lluvia
y en mi corazón se desataron todas las tormentas.

 

 

  

  


PARA UN PEQUEÑO ÁNGEL DESCONOCIDO

De tus ojos grandes como platos crecieron unas ramas líquidas enturbiadas con los reductos del macabro polvillo del que estaba completamente pintada tu cabecita de pájaro acorralado.

Entre los escombros bajo los que estuviste sepultado por espacio de unos pocos minutos, o quizás una eternidad, se podía apreciar un lápiz descabezado y un borrador magullado, como mordido por la rabia.

En tu rostro redondo como una naranja, pintado de escarlata, la ceniza y el humo se trepaban como lianas invasivas.

Quizás nunca sepa tu nombre ni si alguna vez te entretuviste jugando a los vaqueros o a los indios.

Solo sé que a tus posibles nueve años, el mundo te ha fallado, el mundo te ha robado el corazón… Yo, él, nosotros, vosotros, ellos, todos te hemos decepcionado, y por ti, pequeña criatura tan parecida a mi niño, pequeño Sebastián del otro lado de este mundo infame, por ti va esta lágrima impotente, esta lágrima inconclusa de noticiero de mediodía, esta lágrima hipócrita que no puede hacer nada, y que mucho menos tuvo el poder ni el arrojo, para detener a ese pterodáctilo de la muerte que lanzó su huevo podrido sobre el tejado de tu escuela.

Siria nos suena tan lejano, que a lo mejor ni nos importe que ayer, no más ayer, volvieron a madrugar los pájaros de la guerra…

Viéndote en primer plano con tu carita de susto imposible, una vez más me sentí asqueado de mi especie.

 

 

 

 

ESPEJO ROTO

A veces se alojan en las pupilas
caudales siniestros,
y con torpeza se agolpan estos desatinos
que me asaltan desprevenido.
A veces sucede que no me busco, que no me hallo,
y el espejo no es más que una ciénaga loca,
y me pregunto frente a ella ¿quién eres?
A dónde enviaste al niño aquel de la risa locuaz.
Y el silencio y el silencio y el si...

 

 

 

 

CONSIDERACIONES SOBRE LA MUERTE

Debe ser aburrido morirse, por ejemplo, a mitad del invierno o en una avanzada noche canicular de verano.

Debe ser aburrido no ser más una sudorosa espalda acariciada por el sol o un pecho recién bañado y fresco a la orilla del erizado lomo azul de un mar embravecido.

Debe ser muy aburrida la ausencia del asombro, del melancólico blues de las desesperadas cigarras.

Debe ser escandalosamente aburrida la falta de ese sorbo de esperanza mañanera concentrada en un café o la obligada renuncia al terso sabor de una mujer.

Debe ser doblemente aburrido no morir en París en una tarde lluviosa de domingo o sobre el lomo de un dromedario en las inmediaciones del Cairo o en altamar entre bravíos filibusteros.

Debe ser soberanamente aburrido que te arrebaten de súbito la certeza del instante o la plenitud del ahora.

Debe ser brutalmente aburrido el rotundo silencio, la contundencia de la nada, la ausencia del ritmo, de la música, del sexo… o de un abrazo de amor.

Debe ser aburridísimo no poder seguir disfrutando el sabor de una crocante empanada bailando entre la boca.

En fin, debe ser muy pero muy aburrido morirse en la víspera, biche, verde, prematuro, cuando menos lo esperas, cuando definitivamente no tienes ganas de morirte.

 

 

 

 

 

I
Extrañarte es poco,
buscarte es inconcluso,
mirarte a los ojos absolutamente necesario.
Aunque desconfíes de mi maleta,
mi viaje es un eterno retorno a la humedad de tu centro.


II
La lluvia gélida goteando en el alma.
Llueve,
frío,
gris.

Lluviaceniza, el suspiro titila en la gota.
Melancólico silencio
la fuerza de extrañarte.

III
Aún recuerdo aquella maldita noche
cuando tus labios me asaltaron como puñales
convirtiéndome en sangre.

 

 

 



Nuestras Redes