Revista Latinoamericana de Poesía

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Sobre “Vibrante múltiple”, de Christian Rincón



Hay cosas que suenan mejor cuando uno las deja de mirar, así que hay que taparse los ojos cuando se vea a Christian Rincón o se escuche Vibrante múltiple 

Por Alison Léger Cudris

En un piso 17 por la Caracas hay un muchacho, un technero, de los que marcan el ritmo con la punta de un solo pie y no sacuden las manos. Está en la mitad de la sala de alguien que escucha música de diciembre en febrero. Baila y lo miran feo, así que toma de pareja a una cerveza y le da vueltas por toda la mesa del comedor con sus dedos. La vibración de la botella girando como una caracola que rueda hasta la alcantarilla y sigue rodando retumba por toda la casa. Ninguno de los invitados se da cuenta del cambio musical, del ruido que se devoró otro ruido y siguen bailándole a la canción del vidrio contra la madera —una playa a la que le nace un árbol— como si de otro perreito violento se tratara. El muchacho, el creador del nuevo sonido, reflexiona sobre su poder, el de las ondas que ahora mueven la farra y el universo en su totalidad. El que baila de último, baila mejor, porque ya no hay nadie más.

Él no es músico, aunque quiera su padre, porque tiene la mano lenta; es muchacho, technero o poeta. La mamá le dice que le va mejor como poeta. Los cinco poetas que conoce le dicen que le va mejor como poeta. Pero quizá él quiere ser dj y dice “mi único propósito es que algo suene distinto de como ya estaba sonando”. En esta fiesta y en la anterior, en el concierto, en el cd, en el vientre de la madre y en la playlist de Spotify que se llama Vibrante múltiple se estaba gestando una alocución, un imperativo categórico que enuncia que no hay sonido universal ni manera universal de pronunciar las palabras:

1. La poesía es en el fondo una propuesta acústica. 2. Escribo como los murciélagos: arrojando sonido para saber qué hay delante. 3. Todas las cosas suenan, dependiendo de cómo se toquen. 4. Las editoriales son dispositivos sonoros con mayor o menor eficacia. 5. Un “autor” es un relieve dentro de una onda. 6. Estoy seguro de que puedo escuchar el frío. 7. El libro es un sonido de reagrupación. 8. No me falta ritmo, solo me equivoqué de fiesta. 9. El sonido de un trueno se debe a que el rayo calienta el aire. Pienso en la lectura en voz alta.” (Rincón, 2024).

La poesía como una ars rítmica, metasonido. El muchacho habla y luego piensa y luego existe. Entiende que su lengua distorsiona la realidad, pero no como lo entiende un lingüista sino como un cantador al que le salen gallitos. La poesía desafina con el pentagrama, la termodinámica y con algunas editoriales. Calienta el aire como el rayo que cae en la piscina y mata a las luciérnagas; aspira a ser el relámpago que no le tema al mar y que incendie los pájaros. Poema: ruido y corto circuito; no es la mímesis de la mímesis de la luz, sino del trueno. La onomatopeya quebrando la metáfora.

20. En 1977 se lanzan al espacio dos sondas espaciales que llevan dentro un gramófono con un disco que tenía, entre otras cosas, canciones de Chuck Berry. 21. El abecedario es una cuerda eléctrica sobre la que se incendian los pájaros. 22. La poesía de mis amigxs es como si Vivaldi se quedara encerrado en un ascensor con tres perros y un secuenciador. 23. Este texto se está escribiendo mientras siete personas duermen en el piso y un gato pasa sobre ellas. 24. Las editoriales tradicionales solo pueden escuchar en una sola frecuencia. 25. Hay cosas que suenan mejor cuando uno las deja de mirar. 26. Saber el origen de un sonido solo importa cuando quieres ver al animal que te está devorando. 27. No se puede ser leal a un solo ritmo sin sacrificar las piernas. 28. Quiero escribir como una central eléctrica en medio del colapso. 29. Los libros de William Ospina no suenan ni cuando se caen.” (Rincón, 2024).

Ante el imperio de la mirada, el muchacho no lee poemas, los escucha. Golpea con la uña la botella de cerveza aún en sus manos y funda un lenguaje de pulsaciones intraducible por medio de imágenes. Nota cómo todos los presentes dentro del apartamento sandunguean con los ojos cerrados. Si se pusiera a declamar ahorita mismo, seguirían sandungueando, si parara la música y proyectara sus poemas en un video beam, lo lanzarían por el balcón. La gente es más sabia cuando suda. Muy poco de lira tienen muchos poemas líricos. Los buenos poemarios, como siempre, hacen ruido. Por eso los de las editoriales usan unas gafas gigantescas, listas para corregir, y llevan puestos audífonos de los que no suena canción alguna, solo aíslan el sonido exterior.

"60.Cada letra determina una posición específica de la lengua y cuando dices algo en realidad estás preguntando por tu verdadero lugar de nacimiento. 61. Cuando sueño, las personas que quiero no tienen la misma voz. 62. Siempre quise terminar un poema diciendo “por este día que ya pasó y la noche que llega” y que todos se oscurecieran. 63. Pero no. 64. Cada vez que alguien lee sus poemas como si fueran partituras me entran unas ganas de clavarle un lápiz en el ojo. 65. Las frecuencias tonales de las ballenas van disminuyendo algunas fracciones de hercios cada año. 67. Sí, esto es una indirecta. 68. Quiero recordar esto: solo permanecemos en equilibrio escuchando. 69. Si hubiera aprendido a bailar no hubiera escrito esto." (Rincón, 2024).

La partitura literaria es sincrónica, derechita, se interpreta de corrido. La poesía-estruendo del muchacho es fragmentaria, rayo, una lista de dichos del 1 al 75 en la que se salta por augurio, o por gana, números como el 66. Va punteando como el bajo de un track de electrónica. Antisinfónica. Sangran de goce los oídos. Nadie la danza a tempo, entonces la poesía. Ballenas desorientadas atacando barcos. En la polifonía total es cuando se oye que la estridencia es el sustrato poético, una vocal antecede la boca. La naturaleza, por naturaleza, es parlanchina y ni siquiera es que quiera que la oigan, pero bendecido el que confía en quedarse callado.

Pero, el olor a quemado, el ruido y la letra sin rima no son un montón de  desórdenes desparchados, al menos no sin método. Los zumbidos de la abeja reina son mensajes batiendo 200 veces por segundo. Cuánta matemática la que sincroniza el muchacho con su botella. Las revoluciones acústicas, el gire gire (los octosílabos, la aliteración, el un dos tres cuá), todas cosas para que el ser humano recordara y repitiera su primera canción: el lenguaje.  

Un giro acústico es la propuesta, uno que expanda la vista más que la oponga: hay dibujitos (grafemas) en la comunicación, es la transacción a solamente significaditos (semas) lo que ensordece.

“La poesía es el ruido que hacemos cuando nadie nos ve, la poesía es el ruido que hacemos cuando nadie nos ve”, se balbuceaba a sí mismo el muchacho, technero o poeta o Christian Rincón mientras giraba la botella de cerveza en la mesa del comedor. Seguía invisible. Ante los demás era el borracho que entredormido recitaba pasito la canción de Rodolfo Aicardi que sonaba en el fondo. El dueño del apartamento nunca más lo volvió a invitar.

 

Referencias

Rincón, Christian (2024). Vibrante múltiple. Lectores Secretos.

 

Christian Rincón (Bogotá, 1991). Magister en Escritura Creativa. Ganador del XXII premio de poesía internacional Aranda Arenasil en España. Ha publicado tres libros de poesía: Cánsate cuerpo (2018), Revoluciones Lentas (2022) y Vibrante múltiple (2024). Finalista del concurso de Novela La Equilibrista, en Cataluña (2019). Ha publicado “El encantamiento del animal o la literatura como nueva ferocidad” en la Revista Trazos de Filosofía. De la misma manera, “Melancolía de Género, o una tristeza que dura demasiado en el cuerpo”, en la Revista Reflexiones Marginales. Es autor de “El dispositivo estético de la sexualidad en Colombia”, publicado en la revista de la Facultad de Artes de la Universidad Distrital, y “Corpografías y “Des(a)nudar un cuerpo”, en la Revista Aristas de la Universidad Libre. Licenciado en Humanidades y Lengua Castellana. Ha publicado poemas en las revistas Otro Páramo, Toxicas, Página Salmón y Campos de Plumas.

 

Alison Léger Cudris (Bogotá, 1996). Estudiante de Creación Literaria de la Universidad Central. Ganadora junto con la colectiva Descoordenadas del tercer lugar del Festival Distrital de poesía Reverso. Ha participado con los semilleros universitarios “La palabra en el espacio”, en talleres de literatura expandida en la FILBO y con Puntos cardinales para conferenciar sobre poesía colombiana contemporánea.



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