Revista Latinoamericana de Poesía

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Miguel Inzunza



Miguel Izunza

 

 

 

Los invitamos a leer una selección de textos del poeta mexicano Miguel Izunza (1978)

 

 

 

TUNEL DEL TIEMPO

 

Hay un telón de plomo en el paisaje 

la humedad se condensa entre los vidrios

rugir del aguacero 

Manadas de automóviles

preñados de silencio

de autómatas

             sonámbulos            

Tu soledad rumiante tritura pensamientos 

revuelca la memoria de ciudades

cobrizas carreteras

Amores suspendidos

nadando como ingrávidas manzanas 

amores sin sutura que supuran abiertos

Y tú estabas allí en el lugar preciso  

en una ciudad húmeda

de camisas mojadas del sudor tropical

Ella

        la que recuerdas esta tarde

desconocida entonces

te miró desde aquel rincón de la penumbra

Y acaso sospechaste que estabas en la mira

de un cielo de relámpagos 

Hoy abres una grieta que asoma a tu pasado

¿Qué habría sido de ustedes

que palparon el sexo

de una noche dormida como duendes curiosos?

Podrías dibujar aún con la memoria

sus labios en el aire

¿o miento?

Bien sabes que el deseo supo dar con sus huellas

en el lugar secreto 

donde guardaban la miel de la carne

si volvieras a ver sus ojos tristes

alumbrar la taberna donde aún

quedaron congeladas sus miradas

choque en cámara lenta

 

En vano estás rastreando su perfume

en el vientre de sobres amarillos

No queda una gotícula de historia

viva para incendiarte

¡pero qué mierda es el tiempo presente!

aquí no pasa nada

Quisieras degollar

con un puñal de luna tu reflejo

diseccionar relojes        

cavar de luz un túnel al pasado

salir de tu prisión errada del instante

en que no estás con ella 

estúpido muchacho le gritas al que fuiste 

No afiles esa carta 

no escribas esa espada

no abordes ese sombrero

Pero algo te despierta del letargo

un ruido de ambulancia

un náufrago teléfono

La cuerda se termina

no queda más oxígeno en tu tanque       

debes volver deprisa

La lluvia está cediendo

solo queda un rasguño en tus pupilas

Emerges del recuerdo sobreviviente y lúcido

y ha sido en vano el viaje

Su rastro sigue vivo

                  

Podrías dibujar 

aún con la memoria 

sus labios en el aire

 

 

 

ALUMBRAMIENTO

 

La música ante todo, siempre música!
sea tu verso ese algo volandero
que sentimos huir de un alma en busca
de distintos amores y otros cielos.

Paul Verlaine

 

 

Delirando en el vientre de una orquesta,

Donde el aire se pueda abrir espacio,

Un hombre le dibuja caminos al silencio.

Allí, parió la música.

El aire es un viandante

que pasa delineando

la ausencia de sonido.

Y el escultor del viento,

levanta la mirada sobre el piano

como un faro y desnuda de su sombra

                            islas a la distancia,

es mudo capitán de un estallido,

noche adentro en un barco

la sinfónica asecha,

      afinando los remos

y atacan al unísono

    el mar a puñaladas.

Allí parió la música.

                 Brazada de maderas.

 

 

En los pies que fecundan

la sinfonía del vino,

La danza de la tinta,

las uvas se desangran.

Allí parió la música.

 

Zarpa el enjambre por aquel teatro,

es llovizna de flechas el sonido,

vierte una melodía que moja aquella sala,

penetra en el desértico silencio

que habita en los oídos que la esperan.

Allí

         parió la música.

 

Nadie pensó jamás en el diluvio.

No hay adonde correr para salvarse

de la creciente sónica que avanza.

 

Afuera son las ocho de la noche

y los peatones nada se sospechan

Un loco en sus harapos les advierte

que la marea sube,

que alguien le abrió la llave a la belleza,

que la rabia peligra en su guarida,

en la estampida urgente de automóviles.

Música allí

                  parió lalá

 

Hubo una diminuta

    violencia subatómica,

donde una colisión fecundó estrellas,

                           y la mirada atónita

dilata las pupilas del científico

que advierte la belleza del vacío.

Allí la Sicamú riopá

  

Adentro el violinista aprieta el índice

la danza de su mano va surfeando

la cresta de una escala

                                  revien

                          se

                     y                      ta.

              ce

que cre

 

 

Aquí parió.         

 

 

 

TODO ESPERA

 

Todo espera paciente

a que ceda la euforia de lo diurno,

la lámpara, el balcón, 

el silencio con su faro de niebla.

 

La noche está en la lumbre 

y apunto de cocción,

ya huele a tinta.

 

La noche va paciente, 

desnudando los versos que en el día 

se esconden del bullicio,

penetran lentamente por los párpados 

a tientas, indecisos.

 

A estas horas se ven 

mejor esas luciérnagas del tiempo

que emergen de la página.

 

La vida es esa oculta pirotecnia.

 

 

 

ABRIGOS DE INVIERNO

 

Irse yendo de a poco,

como un viejo perfume

en abrigos de invierno,

hasta desdibujarse la humedad en los ojos.

 

Irse yendo de a poco como el rastro del agua

que al estero en la tarde le dibuja su nombre.

 

Y esperar el olvido

como carta lejana

de un heraldo de guerra.

Degollar aquel sobre y dejar que se escape

de una vez el silencio.                  

 

 

 

UNA MUERTE POÉTICA

 

Qué ibas a sospechar tú Katherine

que irías aquella tarde,

a la boda del agua y de la luz.

Pusiste sobre el mar tus pechos tiernos, 

braceando en esa tabla.

Nadie antes conoció tal sensación 

de unir el mar y el cielo con la manos. 

Cuánto tiempo anduviste caminando 

en la cresta de espuma,

antes de que lanzaran de una nube

la soga luminosa,

por la que treparía en un segundo

tu alma de delfín, que se levanta,

y danza con la muerte la canción 

brevísima del rayo, 

reventando el silencio océano adentro.

Acuática viajera de las olas

te eligió en matrimonio el habitante 

que reina en esta bóveda nublada,

los peces te miraron alejarte, 

subir por la escalera del relámpago.

La nota en el periódico decía;

fallece una surfista por un rayo.

 

 

 

AVALANCHA

 

Desempolvar tu nombre,

repatriarlo en mis labios 

como un viejo conjuro, 

que detona, con sólo un par de sílabas,

la avalancha de lágrimas pasadas,

el invierno que fuimos

cuando dejó de arder 

                                   ojos adentro.

 

Hoy pronuncié tu nombre

alerta a la humedad en las pupilas,

temblando la memoria,

                                      dispuesto a la hecatombe,

y no se suicidaron los retratos,

pero se despertó un delgado perfume

y desde la cocina,

 

aulló mi cafetera

                          como antes.

 

 

 

Miguel Inzunza, poeta y músico mexicano, nacido en Ahome Sinaloa en 1978. Realiza estudios de música, periodismo y comunicación, posteriormente un diplomado en Letras Iberoamericanas por la Universidad Autónoma de Querétaro, Seminario de Poesía Contemporánea del Espacio Cultural San Lázaro.

Ganador del premio María Grever que otorga la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, la Sociedad de Autores y Compositores de México y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha sido publicado en revistas literarias como Círculo De Poesía, Poesía Comala, y exponente de canción invitado a diversos festivales y ferias del Libro de Latinoamérica.

En 2023 su libro PALANGRE es seleccionado por el Instituto Sinaloense de Cultura y la Dirección de Literatura y Editorial, para ser publicado dentro de la serie ExLibris, por su manejo del lenguaje y el conocimiento de las formas poéticas, fijando una importancia en la versificación en escrituras abiertas, pero también por la recuperación de formas cerradas como el soneto y la décima.



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