Revista Latinoemerica de Poesía

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La torpeza en el baile y otros éxitos



Giovanny Bautista

 

Para emprender un poemario se debe poner la mente en blanco, respirar profundo y concentrar tu atención en las palabras. Lo que dicen y el cómo lo dicen. Los silencios por los que el autor nos va llevando hasta encontrar ese bolero que te mueve la silla. Los poemas de Giovanny en su poemario La torpeza del baile y otros éxitos publicado por la editorial Pequeña bestia son un rock incómodo, nos habla de lo cotidiano que es la vida, son poemas de personajes vencidos no de vencedores. De sentimientos comunes que tratamos de ocultar con el “muy bien, gracias”, porque nos cuenta la desilusión del hombre enamorado que por su timidez no pudo iniciar una conversación o que por orgullo dejó ir a una persona. El ser contemplativo que entiende lo que sucede a su alrededor y que sigue a pesar de todo aprendiendo a bailar. La rememoración de la juventud cuando no se habitaba el miedo y la vida era una constante música. 

 

  

 

La torpeza del baile 



Ella se fue

entre otras cosas

porque yo no bailaba

ni salía a bailar con ella 

aunque algunas noches 

bailamos un par de canciones 

no más de tres 

 

me decía 

         cuando bailo 

         olvido la muerte 

 

no le dije

que la noche me vomitó

y me volvió a vomitar

supe que el cuento de la ballena 

que vomita a un hombre 

al pie de una montaña

y sube

para tragárselo otra vez

era verdad 

 

ella se ponía tan linda 

pero tan tan linda 

que cuando se iba 

                               yo que no soy creyente 

                               yo que no sé rezar 

rezaba

para aprender a bailar con los tutoriales de YouTube 

 

rezaba

para que quisiera volver 

 

no volvió esa noche 

ni la siguiente

ni las otras 

 

me puse una sábana encima

le abrí un par de rotos con un cortador 

puse a sonar la música muy duro 

hice un par de pasitos de baile

grabé un video

lo subí a Instagram

escribí 

        #dance 

        #baile 

        #ghostdancer 

 

y la gente respondió con corazones 

con caritas felices

que resplandecieron en esta pantalla 

en la que no me reflejo. 




Yo también fui un gigante 

 

que acarició las antenas de una avispa 

y guardó mundos en cajas de cartón 

que oía música

mientras monstruos talla monte Fuji 

los destruían

una y otra vez 

 

en su mesa de noche

la lámpara apagada

el cajón vacío

sin topitos de perlas

frascos de perfume

laminitas de las 365 posiciones 

que no logramos hacer 

la pluma

el portaminas rojo

para dibujar leones 

con melenas de sol 

 

no hay tacones

junto a mis tenis

ni el cable sucio

a punto de reventarse

carga el iPod azul metálico

con canciones que rebotan contra las paredes 

 

sobra espacio en el closet

nadie pelea por el control del televisor tengo tiempo

tengo tanto tiempo

que podría venderlo

cambiarlo por peleas de almohadas 

bordes de pizza

por las montañas que dejan 

los mordiscos de un cocodrilo 

en el borde de una llave 

 

sé que no debería leer letras de canciones 

en Spotify

mientras surfeo una longboard

entre postes y luces débiles

sobre ríos de lava

convertidos en asfalto 

 

con una pica de punta de diamante 

rompí un trozo de la matera 

         donde vomitó

         mientras le agarraba el pelo 

 

un trozo de la calle donde nos astillamos 

         los huesos 

         por última vez

una esquirla del pequeño rayo 

        cuando levitamos

        por segundos

        y apareció el abismo en sus ojos

        al que nos aventamos

        entre gemidos y relámpagos 

 

en vez de estrellas de bronce para señalar esos lugares 

haré un hueco

no mayor a la punta de un lapicero 

será tan profundo

que oiremos

entre cicatrices

y pedazos de piel

la respiración de Godzilla

desde el centro de la tierra

y a Billie Eilish odiando esta ciudad 

 

en cine me siento adelante

a la izquierda

al lado del pasillo

a la hora en que vamos los jubilados

viudos 

        vagos

               sobrevivientes 

 

escribo notas 

debajo de las sillas vacías 

que ella nunca leerá 

 

yo también fui un gigante

sentado en un andén

haciendo tigres de origami

con sobres amarillos de té Lipton 

 

me jugué las palabras que dijo 

que no pude decir

en un intento por sostener 

el mundo que destruimos 

en la punta de un alfiler. 




Más blanco no se puede 

 

Ella me dijo que mirara a la gente como si fueran perros 

también me dijo que no comiera en la alcoba

ni siquiera pizza

o sí 

un poco de pizza los domingos

pero que nunca dejará los platos allí́ 

 

me dijo

que si quería ser feliz no buscara tener la razón 

que la comodidad está primero que el estilo 

que me fijara en la costura de las medias

y en el tamaño de la letra de los libros

y que lo más importante

era hacer una playlist de canciones

de esas que te ponen contento

y te hacen sonreír 

 

le dije 

        cuando uno va a cine se sienta adelante

        a la izquierda 

        no come

        no habla

        no va a teatros que se llenan 

tal vez le dije otras cosas 

no tan buenas

ni tan importantes 

 

ahora huelo el jabón de lavar ropa 

los suavizantes el champú

 

dejé de tomar café con azúcar 

Coca-Cola

casi no como pan

cuando camino por la calle 

le pongo cara de perro a las personas 

eso ayuda

ayudan los audífonos

ayuda no tomar leche 

comer poca carne 

madrugar 

 

vuelvo al café al que íbamos juntos 

me siento en la misma mesa

pido lo de siempre

ya no me preguntan por ella 

 

no veo las tres de El Padrino una vez al año 

siempre veo Constantine

cuando la pasan por televisión

me gusta ver cómo le quitan las alas 

al arcángel san Gabriel 

ella decía

        a vos te gusta esa mujer 

 

        no sé qué le dije

        tal vez le dije que no mucho 

        un poco

        no tanto 

        era mentira 

 

nunca fuimos a acampar

a ninguno de los dos nos gustaba

ni a la playa

lástima

a los dos nos gustaba 

 

tal vez

faltó agua de mar que nos limpiara 

como esos jabones nuevos 

potentes delicados

que hacen que los animales 

suspiren

al oler una sábana

y que las parejas sean felices 

despercudiendo

ropa sucia.




Mash Up

 

Quisiera saber

aunque fuera

una estrofa de los pollitos

recordar los libros que leo

y repetir párrafos enteros como Borges

cantar canciones 

tener la memoria de algunas mujeres que conocí 

 

a veces

quisiera contestar 

con algún diálogo de una película 

poder decir 

        detrás de cada pared de cada ventana 

        está el mundo detrás del mundo 

        y nosotros estamos pegados 

        en el medio 

o recordar

una que otra fecha 

y a los integrantes de las bandas que me gustan 

y no haber olvidado el día de nuestro aniversario 

                                                                      fue fatal 

 

recuerdo

que hay una canción 

que dice que dios en un DJ 

sí 

algo así 

 

un dios que mezcla corta pega

repite canciones 

baila mientras mueve los botones de la consola 

baila 

hace bailar 

 

un dios zurdo 

que lleva el ritmo con el pie 

toma Red Bull sin azúcar con mucho hielo 

huele Popper

usa K

y en sus ojos brillan los lasers

meidinchina

 

orina

se da un par de pases

besa a jovencísimas groupies

con sabor a sandía 

y camisetas empapadas 

 

un dios 

que anota en un papel arrugado 

con letra ilegible 

el número de su habitación 

 

ellas cuentan 

que los labios de dios 

son amargos

sus manos temblorosas frías 

toma docenas de Viagra

no hace sus propias canciones

las compras en la dark – web

 

dios llega tarde 

dios no vuelve 

fracasa todas las noches

desde que se hizo

a nuestra imagen y semejanza.   



Jalouín

 

para verónica por sentarse en ese

taurete y hablar de dragones

 

El mundo

este mundo

se acaba tantas veces

pero acá no llegan huracanes ni hay tsunamis

es una destruccióń lenta

que nos oxida con pereza

 

antes de llegar

a la fiesta del fin del mundo

cambié los tubos tapados

de un lavamanos

por mangueras relucientes

el agua que salía amarilla

turbia

fue transparente

con olor a metal

 

saludé a los de siempre

me senté en un taurete de cuero

y madera que crujía

traía puesto un overol

y las manos vendadas

los otros se vistieron de negro

tenían pelucas muy oscuras

con visos azules

eran cómics

de periódicos viejos

bailando canciones de los noventa

como si todos

hubiéramos sido jóvenes

cuando salió Cantaloop

 

el DJ lloraba

mientras buscaba en el computador

la próxima canción

 

por unas horas

todos se enamoraron de otros cuerpos

comieron sanduchitos y ácidos

fumaron

bebieron

se besaron

  

una mujer disfrazada de la muñeca Priss

de Blade Runner

se sentó a mi lado

me ofreció porro

conversamos de dragones que mueren en el aire

de Juego de Tronos

de la serie con la mujer que carga dos cuchillos

en un mundo desolado

y recita a Shakespeare

para no olvidar

 

hablamos de peces de colores

de juegos de cubiertos incompletos

de llaves de lavamanos

duchas

y sanitarios que gotean

del hueco en el colchón

de donde vendrá tanto polvo

de peces de colores

de estúpidos peces de colores

que flotan al morir

de ese momento

ese puto momento

cuando todo se filtra

y se jode una relación

 

un perro dorado

dormía en la mitad de la fiesta

le dije

         tuve uno parecido

         era chocolate

         se tragó calzones

         bufandas

         un reloj de buceo

         y poemas malos que luego vomitó

 

me dijo

         tienes que verte Los anillos de poder

quise decirle que me gustaría

que me gustaran

las películas de terror

los sitios turísticos

las canciones de moda

las promesas que se hacen en medio de los tragos

volver a empezar

 

me gustaría

que me gustara bailar

pero mis pies son yunques

en este mundo que se acaba

mientras estiro mis manos

tan hinchadas

para escribir poemas

coger otra Bretaña

y muy torpes para acariciarla.

 

 

Giovanny Bautista. Armenia, 1970. 

Podría decir que en los poemas está todo lo que puedo decir de mí, que el resto aparecerá. Que llevo mucho tiempo yéndome de esta ciudad. Que la empecé a amar en las marchas del estallido, llena de gente, rabia, esperanza y alegría. Que hice fila tres días para el concierto de Metallica en el 99. Que agarré la manilla que tiró Hetfield al público, la regalé y me arrepentí. Que a finales de octubre 2023 volvió la brisa maravillosa que mueve este barco. Que escribo en las notas del teléfono. Que preferiría tomarme un café con usted y que conversáramos sobre cosas importantes, películas, música, libros, series, mientras dibujo en una libreta, o que nos quedáramos calladas dejando pasar el tiempo y decirle que yo sé más bien poquito de la vida. La vida nunca está en los libros, está por fuera, raspándonos y llorando de risa. Que el camino de la panadería del Galán a esto que tiene en sus manos ha sido largo, enredado y misterioso.

 


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