Revista Latinoemerica de Poesía

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XII Festival Internacional de Poesía en Pereira “Luna de Locos”



XII Festival Internacional de Poesía en Pereira “Luna de Locos”

 

Nadie podrá obligarme a que desaparezca
si he dejado la vida sobre todas las cosas.
Luis Fernando Mejía


Compartimos con nuestros lectores una selección de poemas de algunos de los invitados al XII Festival Internacional de Poesía en Pereira “Luna de Locos”, el cual está próximo a realizarse: 28 de agosto al 1 de septiembre, 2018. http://lunadelocoselfestival.org/2015/

 

 

 

IOANA GRUIA
Rumania

 

ALGUIEN AL OTRO LADO

Una niña muy seria,
en la antigua avenida de mi infancia,
me visita en los sueños.
¿Qué has hecho de mi vida?, me pregunta.
No sé qué responderle. Sólo sé
que estoy al otro lado de la calle,
que la niña no logrará alcanzarme.
Algo lo impedirá:
la cautelosa sombra del silencio,
o la frontera súbita del miedo.
Algún día sabré qué responderle.
Tal vez no vuelva nunca, tal vez llore.
Tal vez nos convirtamos en pasaje,
y yo seré su sueño:
alguien que no recuerda su pasado,
con la memoria sólo del futuro.
Alguien que necesitará saber
si ha aprendido ya
a perdonarme.

 

 

 


ZAYNEB ALLAK
Irak

 

 

CANCIÓN DE ARADO

Inspirado por Hamlet Gonashvili

Cuando el abre su garganta
es como empujar a través de una reja:
lo sigo por el campo.
Su paso es seguro. Arrastra
el sonido fuera del terreno,
una súplica. Torna la tierra
en aire, su voz una cueva.
Yo entro, me paro firme,
escucho con mis suelas.
Yo creo ser la ultima que entra
su canción: otros ya están aquí.
Está oscuro pero sé que están cerca.

 

 

 

 


LUIS AGUILAR
México

hay bocas que besan
apretadas contra el alma
que dejan siempre en un papel
apresurado
el número telefónico de una vecina
el móvil de la cómplice
nunca reciben el timbrazo que esperan
—la repetición es aburrida en tan
grande mercado de la carne
yo lo miré una tarde
reflejado en el cristal de una licorería
boca con corazón al centro
y semiabiertos los dientes frontales
él me miró con discreción
de santero
y ligeramente se apretó la portañuela
[saberlo todo es continuar la marcha]:
con la primera escalerilla
alcanzamos de seis pisos
la azotea
se veía el mar de aquella altura
sentí que me besaba como aprisionando
mis labios a sus aspiraciones
[que me tragaba un poco]
a tres o cuatro pasos asomaba el abismo
nos fuimos hacia él
e hicimos el amor mirando calle abajo
bajamos al cielo y después del edificio
nos despedimos con un beso final
[boca de amargos
visitantes que heredan el aliento de frambuesa
para dibujar lejanías a la memoria]
un beso final una escalera
muda que garabateaba
unos números
no lo llamé
nunca volví a verlo
siempre me han dado miedo
las alturas

 

 

 

 

BETSIMAR SEPÚLVEDA
Venezuela

 

ARTE POÉTICA

Dibujar ventanas en la niebla
para que la palabra entre como graznido, saeta o espasmo.
Hacerla mía, puñal y fin de la herida.
Prescindir de mis brazos cansados, de mis piernas,
acaso mi sexo, mi nombre
mi perversión y mi fe.
Apilarlo todo en el sustrato del lenguaje
hasta ver cómo gotea el poema.
Esperar, insistir… respirar
dejarse atravesar, doler… respirar
crepitar, pujar, pronunciar… respirar
Sostenerse en su fuego, ser la flama y la ceniza
el barco y la tormenta.
Hallarse en el poema y amarrarse a la fugacidad aterida de los astros
que van rasgando toda tiniebla y todo desierto.
Amar el cráneo y la flor de los gigantes vencidos
que se ahondan generosos en la tierra
para darnos sus abismos después de la media noche.
Por fortuna, siempre es después de la media noche
Y nadie vigila los muertos.
Y cuando los cuervos me lleven a la noche de piedra
no temeré entrar como ciervo indefenso
porque seré en el poema
la chispa negada en la pupila de los ciegos
cuyas frentes nunca veremos inclinadas.

 

 

 

 

ELEONORA FINKELSTEIN
Argentina

 

DELITOS MENORES

Los recuerdo perfectamente bien.
Con nombres y apellidos.
Robaban y venían a mí como a una diosa
con las mochilas llenas de cosas inútiles:
felpudos que decían Welcome
pero se ataban a los muros con cadena.
Faroles como animales eléctricos
a la intemperie.
Enanos de yeso y toda esa porquería
de «somos una familia feliz».
«No pasarán»,
rayábamos en la entrada de nuestras casas
y reíamos encantados, convencidos de algo.
No sé bien de qué.
Dicen que la verdad limita con la mentira.
Dicen que igual hace lo suyo mientras puede.
Por mi parte, miraba al cielo y languidecía,
pensaba en la inteligencia que
—aunque no se notara a simple vista—
contenía en sí mismo todo aquello.

 

 

 

 

BIBIANA BERNAL
Colombia

 


BIOGRAFÍA DEL MUNDO

Todo fue cegar las manos,
acariciar máscaras,
elegir el tiempo como única medida,
su aleteo de dudas entre infierno y edén.
En el sueño y el vuelo,
nosotros como único recurso del miedo.
Todo fue bajar la mirada,
escupir los pies de Dios,
creer en la semejanza, en el prójimo,
en el uno más uno igual yo,
en el olvido, el no soy,
el Creador y el hastío perpetuo.
Todo fue encarnar el caos,
en el pasado que vendrá
a confirmar lo que no sabemos
a refutar lo poco que aprendimos
para desnudar lo que no somos.

 

 

 

 

KRYSTYNA DĄBROWSKA
Polonia

 

AGENCIA DE VIAJES

Soy una agencia de viajes para los muertos,
les organizo vuelos hasta los sueños de los vivos.
Acuden a mí famosas celebridades, como Heráclito,
para poder visitar a un escritor que lo adora,
pero también acuden muertos menos conocidos, como un granjero de la aldea de Wasiły,
que desea aconsejar a su esposa sobre la cría de conejos.
A veces varias generaciones de una familia fletan un avión
y aterrizan en la frente del último de los descendientes.
Tengo también relaciones con los asesinados,
que como cursan regularmente a los sueños de los supervivientes
acumulan millas del programa frequent flyer.
A nadie le niego mis servicios.
Encuentro las mejores conexiones posibles
y me reprocho que un joven amante,
para llegar al sueño de su novia,
tenga que hacer escala en el sueño de una arpía roncando.
O cuando las condiciones atmosféricas fuerzan un aterrizaje de emergencia
y el muerto me telefonea: ¡haz algo,
estoy atrapado en el sueño de un niño aterrorizado!
Incidentes así provocan estrés y son un reto
para mí, una agencia pequeña con grandes aspiraciones ,
porque aunque no tengo acceso ni al mundo de los muertos
ni a los sueños de los demás,
gracias a mí se encuentran.

 

 

 

 


ROBINSON QUINTERO
Colombia

 

LA OTRA ÍTACA

Siempre se ha dicho:
el camino es largo
Para arribar a tal o cual Ítaca
hay obstáculos
extravíos
y pocos atajos
Se necesita de algo más que ardentía
y arrojo
Y se dice también
que al final de la ardua jornada
espera a cada uno la recompensa:
la paciencia es hermosura
después de la niebla hay sol
sacrificio añade sabiduría
Pero sé de lugares jamás encontrados
en los que el hombre ha quedado
en la intemperie
Si no es la dicha el mismo camino
si no es cada paso el puerto
no lo emprendas
No siempre se nos espera
No todos llegamos a tiempo

 

 

 

 


LUIS MUÑOZ
España

 

OCHO DE LA MAÑANA

Le miro cómo duerme enredado en la sábana.
La esponja del descanso le borra los sentidos.
Deja pasar dos planchas moteadas de luz
la ventana entreabierta,
picotea en el borde de un tiesto de geranios
un gorrión tremante
con ojos de cabeza de alfiler
y el picoteo se hace
del ritmo de una frase inquisitiva.
Pero no se despierta.
Se abraza a la almohada, se hunde como en nubes
y me atrapa el volverse alzando una rodilla.
No sé si formo parte de su sueño.
Querer es una escala y no sé si alcanza al sueño.

Traducción de Curtis Bauer

 

 

 

 

 

RAMÓN COTE BARAIBAR
Colombia


CUÁNDO DECIDÍ QUE ÉSTA FUERA MI CIUDAD

A Luis García Montero
Nada nos quedará si perdemos nuestras ruinas
Zgniew Herbert


Cuándo decidí que ésta fuera mi ciudad
ahora que cae una tormenta en la última semana
de septiembre, y que la niebla avanza
como un ejército sonámbulo desde los cerros
borrándolo todo, con la intención de someterla
al olvido, a la desaparición total,
al amargo exterminio de la memoria.

Uno se va enamorando con resignación de sus montes
y de su milagrosa luz metálica de un martes a mediodía,
y poco a poco se comprende que su desorden y sus basuras,
sus escombros en las calles y sus diarias demoliciones
se van pareciendo al propio corazón.

Cuánto nos parecemos a las ciudades que amamos
y cuánto nos vamos pareciendo a las ciudades que perdimos,
pero también cuánto nos consuela descubrir en ciertos momentos
que el mundo con todas sus ciudades
está siempre en el sitio donde estamos nosotros.

Observo desde la ventana del autobús las avenidas
inundadas este domingo ausente
y funeral, y con los zapatos y las medias empapadas
pienso en Luis a quien acabo de despedir en el hotel
Tequendama y que en pocas horas partirá a su país,
ya en el inicio de un otoño idéntico,
a la ciudad que también fuera mía
donde a finales de septiembre aún se puede escuchar,
como un dulce augurio que anticipa el naufragio,
el canto de las cigarras escapadas del verano
que se esconden entre los árboles del parque de Olavide.

Pero aquí estoy, sin sol a la vista,
en medio de lo que a la fuerza y por amor
y por costumbre elegí como mío,
sin más remedio que esperar
a que quizás en una calle cualquiera
aparezcan súbitamente todas las derrotas por venir,
y surjan a la vuelta de la esquina
todos los milagros aplazados.

 

 

 

 



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