Revista Latinoemerica de Poesía

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Breve antología argentina



Breve antología argentina

 

Selección y notas de Diego Armando Peña

A continuación, una muestra de cinco poetas argentinos cuyas obras están unidas por un yo que suele exacerbarse, sentir de maneras tan intensas por medio de los versos que los llevan a crearse una perspectiva propia de ellos, los otros y el mundo que los circunda.

 

 

 


¿Qué hacen siete guanacos
en la orilla de un mar azul?
Sospecho o sueño
que dicen algo sobre mi muerte.
Que tal vez el cielo que me espera
sea una travesía de pastos duros,
que la soledad sea ver partir
cuerpos amados, sus rostros
convertidos en espaldas,
en despedidas sin palabras.
¿Qué hacen siete guanacos
en la orilla de un mar azul?
La pregunta no es curiosa.
Es desesperada.
La respuesta tal vez sea
un subjuntivo insoportable
impreciso como el viento,
o quizás la conciencia
de lo que vive
más allá de la vanidad de este cuerpo
que arrastro al agua,
que empuja la arena dura bajo los pies,
y el espanto de no dejar huella.
¿Qué hacen siete guanacos
en la orilla de un mar azul?
Lo imposible, lo impensado,
una postal, una anécdota,
la casualidad, lo que es,
algo ahí al final, que no haya Dios.

 

Federico Gareffi nos plantea un ser desperado y a la vez despistado que percibe el cuerpo, los siete guanacos, palabras y estructuras, pero que no logra captar el tamaño de su ansiedad metafísica hasta que nombra a Dios. Pareciera que lo físico y concreto lo obnubilan hasta que logra ver que todo esto está ahí como un agujerito para ver, dentro de sí, a un ser panteísta.

 

 

 

 

 

Biodiversidad

Se prende fuego el amazonas
¿alguien puede pensar en
los pájaros, los monos, los jaguares
las serpientes latinoamericanas,
la botánica medicinal?
pensar si
mandarte un mensaje
antes de que se prenda el amazonas
tomar ese café.

Los pingüinos
viven lejos, más al sur
hoy se abrazan con los suyos
los de siempre
como una propaganda del amor eterno.

Desde que te fuiste de casa,
pequeños descuidos cotidianos
muerden el autoboicot
uno, dos
principios de incendio sofocados.

Te mando un mensaje
dada la desesperanza
de las noticias apocalípticas del día
aunque espero que
todas las fibras ópticas del mundo
enterradas por empresas
                                       multinacionales
debajo de la selva amazónica
estén en este momento
carbonizadas
y deshabiliten
cualquier tipo de comunicación.

 


Agustina Villarejo construye un ser cuya existencia está amenazada por el ambiente mismo, pero que incluso así persiste en estar dentro de sí y solo fugarse, no para reconciliarse con el mundo, sino para que la misma destrucción le permita cortar cualquier lazo que permita la comunicación con el otro. Un yo que se resiste a salir, aunque el espacio y los demás lo reclamen.

 

 

 

 

 


Yom Kipur

Mi rabino dice
que solamente podemos
comprender el todo
mediante la falta.

Hoy no como
no me baño
y así entiendo
el funcionamiento
de las cosas
esenciales.

Hoy no te toco
te ayuno
y no sé si expío mis faltas
pero te extraño
del todo en mí.

 

Daniela Aguinsky propone un ser, una voz y un yo que necesitan ausentarse del otro para poder llegarse. El poema se titula con el nombre del día de la expiación y con esto nos propone la poeta una lectura en sí misma de este yo, puesto que es la ausencia la que completa al ser y le permite incluso ir al otro. Es entender un contraste entre lo que se hizo y se dejó de hacer. Aquí el yo necesita de esa contradicción para existir.

 

 

 

 

 

 

si pudiese comer sin culpa
le diría adiós para siempre a los cereales
adiós musli adiós granola
adiós cantidad de fruta horrible
que forman mi desayuno cotidiano
una manzana no reemplaza una cucharada
de dulce de leche
y un kiwi no es lo mismo que el viento
moviendo los árboles como una caricia
busco la salvación como cualquier creyente
como una jubilada con su cartón de lotería
y me escondo
cada vez que engullo
mi increíble medio kilo de helado
después escondo el pote y la cuchara
como un gato su vergüenza
entre las piedras
levanto la vista y busco en el cielo
una dieta perfecta
pero tengo hambre
tengo hambre
vuelvo a la heladera
sería capaz de comerme
un tren en movimiento
los pasajeros y las vías férreas
la vía láctea
los astros los planetas
pero tengo que controlarme
suspendo las gaseosas
el pan y el azúcar
yo contra los carbohidratos
yo contra la hipnosis de la luz de la heladera
esta es mi guerra secreta
mi absurda batalla de todos los días

 

Patricio Foglia revela una yo divido en sí mismo, ya que constantemente percibimos la tensión que existe entre adueñarse de la entera existencia y a la vez controlar del ego infinito de la voz poética. No es anodino que un ser glotón entre a una cocina, pues justo allí es donde el deseo inicia la guerra que el último verso anuncia, pero también el refreno que allí tenga sea acaso la salvación que se añora en uno de sus versos.

 

 

 

 

 

 


Aprendizaje vicario

1
Para que el tordo vuelva a la jaula tiene que sentirse convocado a volver.
Uno no invita al tordo con semillas en un recipiente y la jaula abierta de par en par, eso sería como decirle a Thoreau que deje los bosques por un piso en el Tokyo Skytree.
Para que su plumaje se pliegue en cautiverio es preciso que el animal gire su cabeza y se encuentre con los ojos de la niña. La costerita hará que el tordo vuelva. Sus cuatro años, la mugre en sus mejillas y la cabellera aleonada harán que el tordo vuelva.
Hay un cuadro en el pasillo de casa con la cara de la niña. Cada vez que paso lo miro: volviste, tordo, me dice.

 

María Mazzocchi crea tranquilidad en el ser mismo. Ya no es un ser que actúa y busca influir en el mundo de una manera activa, sino que deja que sea el mismo espacio el que la entronice. Es un dejarse ser por medio del tordo y a la vez una comprensión de hacer parte de un universo que no le permitirá estar solo.

 

 

 

 

 

 

Agustina Villarejo: (Buenos Aires, 1988). Narradora, antropóloga, docente y poeta argentina. Realiza trabajos etnográficos en hospitales. Actualmente cursa una maestría en Escritura Creativa en la Universidad Tres de Febrero.  

 

Daniela Aguinsky: (Buenos Aires, 1993). Escritora, periodista y cineasta argentina. Ganadora del segundo premio del Segundo Premio Nacional de Poesía Alfonsina Storni por su libro Terapia con animales publicado por Paisanita Editores. 

 

Federico Gareffi: (Boedo, 1982). Docente, cuentista y poeta argentino. Licenciado en letras de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente es profesor de jóvenes y adultos.

 

María Mazzocchi: (Valparaíso, 1981). Narradora, poeta y traductora chileno-argentina. Ha publicado dos novelas como Victoria Valenzuela. Como María Mazzocchi, tradujo y prologó Resérvame el Vals de Zelda Fitzgerald para Aquelarre Ediciones de México.

 

Patricio Foglia: (Buenos Aires, 1985). Poeta y traductor argentino. Ha publicado varios libros entre los que está Todo lo que sabemos del cielo, donde se encuentra el poema aquí seleccionado, y Sampler su más reciente poemario.

 

 

 

 

 



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