Revista Latinoemerica de Poesía

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Marisa Russo



 

Presentamos una selección de poemas de la escritora argentina Marisa Russo. Poeta, editora, gestora cultural, docente y profesora adjunta de Hunter College, City University of New York, radicada en EEUU desde 1986.

  

 

 

 

TRÍPTICO DEL RUMOR

  

a José Fermín Blanco, in memoriam.

 

 I. Infancia        

 

Te sientas en el centro del parque

y es cualquier país,

escuchas

“cierra los ojos, estoy girando en torno tuyo”.

 

En el Parque Avellaneda de Buenos Aires

la calesita giraba en sentido contrario al reloj.

El abuelo, entre cigarro y humo, me pasaba el boleto.

Yo saltaba de lomo en lomo de las bestias,

de la cólera del dragón a la tristeza del caballo:

“El unicornio ha extraviado su cuerno”,

me decía el operador de aquella órbita.

No era leyenda el dolor supuesto,

lo revelaban túneles ocultos en la historia.

El padre de mi madre me tomó de la mano,

abordamos el pequeño tren

y cruzamos el puente de las glicinas.

Lloraban sobre nosotros los jacarandás,

como si supieran que alguno de los dos

se convertiría en rumor, en el polvo de otros parques.

 

 II. Juventud

 

Un día tomé el avión fuera de la calesita,

la vida giraba al sentido del reloj.

Ya no era una niña.

Llegué a Turrialba y sentí la respiración del parque,

Escuché el mismo rumor:

“cierra los ojos, estoy girando en torno tuyo”.

La boca del volcán me llamó por mi nombre.

Cerré los ojos, imaginé las bestias ausentes,

mi cabalgata de lomo en lomo:

el parque siempre estuvo en mi interior.

 

 

    III.  Madurez

 

Abrí los ojos y me encontré frente a Champs de Mars.

Las equinos de la calesita subían y bajaban desolados.

Mis sentidos se apatriaron en la infancia.

 

¿Habrá recuperado su cuerno el unicornio?

 

Un hombre a la entrada me dijo:

“Señorita, aquí solo entran niños”.

 

A mi alrededor todo era de cemento,

el juego mecánico giraba al revés.

 

 

* * *

 

 

En Los Claustros del Metropolitano de Nueva York,

entre relinchos de metal como campanas,

hallé el cuerno en la serie de tapices medievales.

 

 

 

MALVINAS PARK

 

 

Les tocó en suerte una época extraña.

El planeta había sido parcelado en distintos países

 

JORGE LUIS BORGES

 

 

 

Yo no sé de guerras, ni de dictaduras, solo sé de terruños que escarban las entrañas de la infancia.

Del otro lado del teléfono, a miles de kilómetros, clamaba Lito, el hermano de mi padre: “¡Vamos ganando la guerra!”.  Papá no le dijo nada, después de colgar lloró. Salimos de la casa como de un funeral.

En el colegio un compañero ―de una Costa Rica remota― atinaba a lanzarme bolitas de papel como proyectiles. Estremecía mi enojo hasta el salón de estudios sociales. Me hubiese gustado apagar con fuego de triunfo el murmullo de la clase: “¡Ojalá pierdan la guerra!”.   

Yo iba tejiendo el manto de neblinas que nunca olvidaré. Tarareaba un himno humillado mientras mis ojos se clavaban en el césped.

Las mellizas extranjeras de la patria, así las bauticé en mi mente.

 

 

 

 

CAÍDA CON TRAMPA

 

Los hombres me nombran cuando se lanzan

desde sus pupilas en paracaídas.

 

No soy la brisa,

soy su red.

 

 

 

 

MEMORIAL PARK

 

Mi soledad está hecha de ti.

Lleva tu nombre en su versión de piedra.

55 OLGA OROZCO

 

Los fantasmas deambulan

condenados por la amnesia,

buscan que mi voz los recupere.

 

El más obsceno desea que lo salve.

Yo lo aparto. No perdono.

 

Pero acaricio la piedra que guarda su sal.

Es el único sabor

de todos los poemas.

 

 

 

PUERTO SIN MAR PARA UNA FALSA NOTICIA

 

 

Marco Aguilar ha muerto.

Daniela inventa el mar frente a sus ojos.

 

La lluvia narra la historia del poeta

sobre las palmeras

y el pueblo camina en procesión

por la cuesta del cementerio.

 

Ella aguarda la caída del día,

su rostro es arena

y el dolor es oleaje.

 

 

 

MADISON SQUARE PARK

  

Las ardillas del Madison Square Park reconocen los pasos de Harley y Lucy entre los miles de ecos. La bandada de palomas tiende un manto sobre sus cabezas desde la esquina hasta la rotonda. Una colonia de sombras con cola los adopta. Una de ellas se sube por los pantalones de Harley hasta su hombro, y le cuenta un misterio del otoño. Crujen las castañas en su bolsillo. Le susurra a una colorada: “Tracy, tienes cola de rata, porque te comes las papas fritas de los turistas”.

Los ojos claros de la pareja ven a los niños jugar con las burbujas. En el jardín aledaño meditan los chicos del yoga. Escuchan el sollozo de las fuentes y el bostezo de las estatuas que esperan la llegada del sereno.

Lucy pone alpiste en sus palmas y las palomas como manto caen del cielo a sus pies. Unas pocas se posan sobre el piano de un estudiante, siguen la orquesta, y la mano de Lucy les enseña el orden del universo.

            Los canes conducen a sus dueños hacia Lucy. Ella conoce el nombre de cada una de las criaturas de su reino.

Harley habla el idioma de las ardillas,

Lucy, el del delirio y el vuelo.


 

*** 

 

Marisa Russo (Buenos Aires, Argentina). Poeta, editora, gestora cultural, docente y profesora adjunta de Hunter College, City University of New York, radicada en EEUU desde 1986. Vivió en Costa Rica entre los años 1981-1986 donde creó en 2015 el movimiento Turrialba Literaria. Es directora de Nueva York Poetry Press, sello que fundó en 2018, que en la actualidad cuenta con diez colecciones de poesía. Cofundadora y jefa editorial de la revista Nueva York Poetry Review. Su obra ha sido traducida al inglés y aparece en diversas antologías y revistas. Es directora del Festival Latinomericano de Poesía Ciudad de Nueva York y presidente del FIP Turrialba, Costa Rica. El libro El idioma de los parques / The Language of the Parks (2018) obtuvo mención de honor en el International Latino Book Awards – Best Poetry Book – One Author – Spanish.

 



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