Revista Latinoemerica de Poesía

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95. Manolis Anagnostakis



 

Publicamos un poema del eminente poeta Manolis Anagnostakis (1925-2005) en traducción de Virginia López Recio. En 2001 fue galardonado con el Premio Kostas y Eleni Uranis de la Academia de Atenas y en 2002 con el Gran Premio Estatal de Literatura.

 

 

 

VI
[HAS REGRESADO Y LA CIUDAD…]

Has regresado y la ciudad con las callejuelas rotas como mujer
al amanecer
Hombres siempre aprisa en medio de inútiles paseos, con el
pretexto de algún gran propósito
Y los niños pequeños no pueden ya jugar sin peligro por tanto coche
que transita
Pues, como sabes, muchos pasaron los cálidos meses discutiendo
dónde veranear mejor
Uno prefería la montaña, otro la mar, al final convinieron en una
buena compañía
–¿Por qué cada vez que recordamos nos parecemos a las
pequeñas cafeterías de verano,
Sosteniendo cada uno un pequeño alfiler que le hace sangrar
incautamente los dedos?
Luego piensas que también a la mañana siguiente despertarás
con un timbrazo semejante en la puerta.
En la provincia una vez nos gustaron los dramas de honor que
divulgaban los periódicos matutinos
Mirábamos las fotografías, llorábamos solos de noche junto al fuego
por una bella que se suicidó
Tenemos periódicos en nuestro cajón, un montón de hojas
amarillentas.
Has regresado otra vez con sed de expectativa de una sensación
descuidada
Tal vez creas que las calles relucían de nuevo en su primer brillo
del mediodía
Como las luces lejanas del puerto que temblaban al igual que un pecho
dudoso de virgen
La taberna cerrada, echaron también al joven que un día soñó que
fregando platos se enriquecería
Ahora recuerda todavía las noches de invierno bajo la lámpara de
acetileno
Aún recuerda cada noche a los amigos que charlaban y él
no sabe de qué y después susurraban
Un propósito que no lo oyó jamás en su lejana, lejana patria.
…En medio de tantas adversidades buscábamos una sensibilidad
rota
Fechas señaladas como libros de biblioteca frecuentada
Y estaban siempre detrás del recuerdo los arcos derribados del
verano.
Alguna vez jugamos al amor y entonces nos sentimos de verdad
insuperablemente puros
‒Un sabor a beso sobre tu piel Infantil‒
Jugamos a la huida sin retorno detrás de harapientas armaduras
de cartón
Jugamos al sufrimiento en medio de dos paquetes de cigarrillos
intactos
La perseverancia de un pensamiento en dos cuerdas extendidas
en la terraza de invierno.
Otras veces estos hombres se enamoran de manera muy extraña
Indagan la desgracia en medio de su más dichosa intensidad
Venden su placer por insignificantes recuerdos intelectuales
Descomponen su presencia en múltiples tonalidades.
En medio de tantas contrariedades, sitiamos nuestra
robada ignorancia
No aprendimos jamás ‒era cierto‒ ningún rezo, la grandeza
de la humildad
No levantamos una Aurora con la promesa de la costosa
obediencia.

…Lloré ayer, al coger una carta del Amigo R… que viaja años
a las villas provincianas
Me escribe: Recuerda las barcas a medianoche alrededor de los
cargueros anclados
Me escribe: Recuerda los días luminosos de una Primavera en
medio de su carga sangrienta
Me escribe: Recuerda las cuatro paredes que guardaron inalienable
tanto tiempo nuestro secreto
Perdí mis libros, gritabas, perdí mis papeles, perdí todo lo que
más quiero en el mundo.

Habías perdido algo mucho más: Una eterna juventud en cada
esquina del siempre amargo pensamiento.

 

 

 


Manolis Anagnostakis Poeta, crítico y ensayista, nacido en Tesalónica, Grecia. Estudió medicina y se especializó en radiología en la ciudad de Viena. Entre 1948 y 1951 estuvo encarcelado. Es durante la ocupación alemana cuando comienza a publicar. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, al francés, al italiano, y han sido musicalizados por Mikis Theodorakis y Thanos Mikrútsikos, entre otros. En 2001 fue galardonado con el Premio Kostas y Eleni Uranis de la Academia de Atenas y en 2002 con el Gran Premio Estatal de Literatura.

 



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