Revista Latinoemerica de Poesía

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152. Alexandra Espinosa



 

Soy A Life Worth Living

la silla vacía, un método en el que el cliente tiene un diálogo con un aspecto de sí mismo o con un ser querido que imaginariamente está en la silla.


Soy A Life Worth Living,
la UK trabajadora retratada por Nick Hedges,
blanco y negro,
la mirada infantil y esa brillante expresión,
mi cara sucia y viscosa está pegada a
los hilos helados del alambre de mi catre,
mi blusa de espalda abierta,
siempre vestida de negro.
Soy pain de Boy Harsher,
el cover de here comes the rain again que hace Human Tetris,
una cinta en blanco y negro,
una gargantilla de cuero en el largo cuello
de alguien que lleva el cabello corto,
el video de una canción de Manicure,
el sonido que se repite.

Cierro los ojos y
pienso que estoy sola en medio de un lago congelado
porque
esa es la vida que merezco,
soy como el hielo que cruje
dramática y lisa
problemática
molesta pero interesante.

Tengo cosas para decir a las siguientes personas
sentadas frente a mí en la silla:

Lamento haber dicho lo que dije sobre tu hija.

Sé que solo pude decir la verdad cuando nos despedimos,
pero durante las siguientes 24 horas de mi vida,
estuve llorando
pensando qué significa amar y ser amado
en toda clase de sentidos

Cuando dije:
-aunque te engañen
jamás debes sentirte culpable,
lo que hacemos cuando amamos a otros es confiar
así que no mereces ni una gota de autodesprecio-
lo dije en serio,
también es cierto que los últimos cinco años tratando de convertirme
en una especie de terapeuta tuvieron algo que ver,
pero muy poco, créeme.

No te saqué de mi vida por el incidente en tu casa, sino
por los incidentes de los últimos seis o siete años, cada vez que nos vimos
y yo trate de que nos manejáramos desde la amabilidad
la competencia y el cariño,
pero algunas veces tuviste demasiado que decir,
puede ser que tuvieras miedo o quizá no podías relajarte,
resulta doloroso decirlo, pero
ojalá hubieras trabajado un poco más en ti mismo durante los últimos años.

Lamento tanto que ella te hubiera decepcionado,
y esa vez que hablamos sobre tu padre
y lloraste, ojalá hubiera podido sostenerte mejor,
pero siempre comprendí.

Debemos demasiado a los demás,
el odio y el amor pulen todo lo que hay dentro de nosotros.

Mi fiesta,
es pequeña y
modesta,
en ella
solo hay tabaco y antiséptico,
puedes tomarla o dejarla, porque
al final
como una enorme montaña en la oscuridad de la noche
no soy nada.

 

***

 

Otro tipo de cosas

No estoy aquí para que elijas el signo de mi soledad.
No quiero que
me digas la forma en la que
debo bailar cuando estoy triste.
No necesito el recordatorio
de una cara que me mira de lejos y sonríe
como si estuviera tras un muro y en realidad
no pudiera verme.
Todo eso me es inútil.
No estoy sentada aquí con algún propósito extra.

No me quieres
y es comprensible.
Siempre hay un choque dentro de todos.
Es extraño reconocer como todo se conecta
dentro de ti y en el mundo.

Estaba sola en la parada del autobús
las siluetas de los edificios
eran justo como debían.
El color negro estaba bien.
Y el cielo era justo como el cielo que debe haber
tras una edificio que siempre es el correcto
aunque nadie diga nada.

Cuando llegué a mi vecindario
creí que los colores de las calles eran iguales
a los de un barrio chino con un mercadillo ruidoso.
No quiero tener que olvidar nunca
la forma de las cosas cercanas.
Si un pez me atraviesa
quiero ser cortada a la mitad para que pueda ser liberado.
Si un pez me atraviesa
quiero su boca muerta cerca de mí,
y un augurio de suerte
seguido de una idea brillante pero incomunicable.

Tengo miedo porque creo que para ser feliz
necesito ser una persona sensible,
pero me niego a dejar que todo me quiebre.
No quiero que mi cerebro comience a morir
Quiero expandirme.
quiero pensar con el hemisferio derecho
quiero decir que lo que descubrí allí
parecía una idea tan importante
que necesitaba ser comunicada,
una idea simple como una pared,
una idea simple
como un cielo raso de madera pintado de blanco,
una idea simple como un patrón de acción,
una idea simple como alguien
que se sienta en una banca y mira al suelo.
Quiero llorar después de eso.
Quiero ser Jill Bolte Taylor.
La iluminación.
Posner.
El error.
quiero ser yo misma
extendida a lo largo de un campo azul de tenis.
En silencio.
No decir una sola palabra.


***

 

Gucci Fall Winter


Un agujero siempre será un punto de fuga para la luz

incluso cuando sabes que
todo lo que hay en el blanco son los demás colores no puedes creer que el blanco no exista,
la luz de los reflectores es ruido de fondo
lo importante siempre ha sido el sonido de las máquinas, el placentero claqueo de los huesos,
una sinfonía que habla de la historia de un espíritu cuya fortaleza
magnética
reconfigura físicamente el universo en un ciclo constante.

Aunque reconocí todo
estaba atrapada en una larga pasarela de códigos dando la impresión de que la delicadeza de la seda
y el mundo amateur mezclado con la belleza adolescente significaban algo para mí,
pero el espíritu mira al frente con la única intención de dar a entender que nada le importa

El mundo pertenece a quienes trabajan en algún sentido, lo demás son hojas cayendo,
gente que vive de pequeñas intuiciones
y cree ciegamente en los límites de la ciencia, pero jamás ha visto una célula en un microscopio.

 

***


Cada cierto tiempo tengo que ser abandonada por todas las personas a las que quiero

… de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito
para que todo aquel que en él crea no se pierda
mas tenga vida eterna…

Los cristianos conocemos bien el sacrificio, pienso.

Pero en realidad todo el tiempo
vivo en esta actitud reflexiva y petulante, un estilo de aprendizaje solitario,
lento. poco conmovedor. aburrido.
Carente de esfuerzo y abnegación.

Cada cierto tiempo
la gente que me ama se harta de mí y me quedo sola una temporada durante la cual suelo aficionarme
a cualquier tipo de actividad académica,
paso todo el día leyendo artículos científicos indexados,
por lo menos 80 referencias en mínimo tres idiomas,
llenando el espacio que antes ocupaba la co-dependencia emocional,
con datos experimentales,
hundiéndome en actividades de pleno ocio a las que dedico toda mi energía
tal y como hace mi cuerpo cuando come carne: 80% interesado
en la digestión, eso soy yo.

Un cuerpo insoportable
que tiene que tragárselo todo para sobrevivir.

Luego por fin pasan un par de meses
y regreso a la primera versión de mí misma, siempre en calma.
Y pienso que es definitivo,
hasta que vuelve a tocarme el peor de los regalos o la peor de las ofensas
o la peor de las cajas del supermercado,
o la peor de las pérdidas de documentos y de nuevo regreso
a mi círculo de la soledad,
fastidiando a todos con mi negatividad, y mi “mente sensible” que llora como un animalito bebé,
incapaz de tocar el borde de la ridiculez para apartarla de mí.

De modo que ahora mismo, me parece indispensable decir que en los años cincuenta surge un particular interés por las neurociencias y con ello un deseo pedagógico de la escuela occidental (siempre obsesionada con la idea de figurar dentro de) por adherirse a las nuevas ciencias de la cognición a través de los muy populares procesos de aprendizaje de modo que la teoría acerca de las capacidades humanas individualizadas comienza a construirse a partir de una multiplicidad de metáforas encantadoras que nos hablan de...

 

***

 

Casi estoy a media rienda

Ahora, al fin
puedo hablar de nosotros.

Porque,
como decía Hebe pensando en Chéjov,
solo puede escribirse adecuadamente sobre el amor
cuando ya no se está enamorado.

 

***

Alexandra Espinosa

Bogotá, 1995. Psicóloga. Algunos poemas aparecen en las publicaciones: Tenían Veinte años, Otro Paramo, Cráneo de Pangea y las antologías 1.000 millones, Poesía en lengua española del siglo XXI (Rosario, 2015), Pasarás de Moda (Editorial Montea, 2017), Vientre de Luz/Ventre de Lumière (2017) e Impertinencia de todo (Editorial Culo de Guayabo, 2018), con la selección de poemas “Ciencias Blandas”. Escribe en el blog, Efervescer.

 

 

 

 

 



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