Revista Latinoemerica de Poesía

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Poema de Rodrigo Verdugo



 

CUARENTAYOCHOAVO ANUNCIO

                                                   

                                                              A mi Tía Berta Pizarro Silva

El que vuelve desde su propia sangre
Ve las magnitudes resignadas
Ve los jardines que se defienden del placer
Ve que las casas donde el sol nos ama y nos odia se empequeñecen con la distancia
Resbala por el costado del animal
Para llegar hasta a ti con el trozo de diamante en las manos
Dormir contigo, verte invadida,
Tan invadida que al despertar hay un piso de cristal y abajo un gran acuario.
Tú te quedas durmiendo
El empieza a caminar sobre ese acuario
Irremediablemente vuelve más atrás de la sangre de ambos
Detrás de esas sangres los relámpagos se decían adiós
Ahora sobre este acuario justamente a eso le haremos justicia.
Levántate con las diez miradas del diamante
Resucita a los peces que murieron anoche.
Levántate pronto con las diez miradas del diamante
Siente cuantos cielos debe cargar un signo
Aunque solo se note en ciertas magnitudes.
En el desasosiego que se acumula en tanto costado de ceniza y de neblina
Levántate con las diez miradas del diamante, haz justicia
No permitas que él lleve un pedazo de diamante, que él te invada cada noche
Al punto que debajo de ambos todo sea un acuario
Y en el techo todo sea la sombra de ese acuario
La sombra de algo que murió anoche
Que resbaló por el costado del animal, sin alcanzar ningún arco.
Los peces muertos resbalan mejor que los peces vivos
Levántate di cuantos cielos carga un solo signo
Yo te traigo trozos de diamantes
Yo por ti volví desde la sangre de ambos
Traía un pedazo de diamante
Y al resbalar por el costado del animal
Me enterré ese pedazo de diamante
Quedé tan inclinado hacia ti
Que en mis venas los peces iban al infierno
Fume maldiciones perfumadas a espaldas de un astro
No me dejes, no me dejes
Abajo en el acuario se comenzaba a hacer justicia
Tú te levantabas, con temor a todo lo que paso detrás de la sangre
Te dolía como lució ese acuario
Esas entrañas que nublaron el amanecer
El no regreso, quedo colgado, los peces saltaron hasta alcanzarle
Lo soltaron y empezó a resbalar
Tú te levantabas a esperar el trozo de diamante
La blancura no puede hacer justicia con el costado del animal
Si arrasar rápidamente con todo lo reflejado en el techo
Los relámpagos se decían adiós y él seguía resbalando.

 

 

***

 

Rodrigo Verdugo Pizarro


Santiago de Chile 1977. Coeditor y articulista de la Revista Derrame e integrante del grupo surrealista chileno. Ha publicado los libros “Nudos Velados” y "Ventanas quebradas"

 

 



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