Revista Latinoemerica de Poesía

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Protestante



 

Por Niña Bestia*


I

La autoría se le atribuye a Martin Niemöller, comandante de submarino y pastor protestante. Y a Bertolt Brecht, por un asunto de estilo y trato del tema. El poema sufrió transformaciones, suprimidas algunas partes, colocadas otras seguramente. Cipe Lincovsky, actriz argentina, lee el poema en un canal de televisión con grandes modificaciones. Helen Weigel, esposa del segundo, se lo atribuye a su esposo. Sibylle Sarah Niemoeller-von Sell, esposa del primero, suministró la definitiva. Pero Niemöller, nuevamente, a Jesucristo, a las palabras de Jesucristo. No hay cara a quién reconocerle santo padre.


II

Hay una limitación bibliográfica del poema —no sabemos si el pastor leyó al dramaturgo, lo que puede comprobarse buscando en su biblioteca [si no fue incinerada por los nazis] — y una intuición limitada —no sabemos si Brecht leyó el poema—. El poema es construido por todos según las necesidades de todos.


III

Esclavo, ¿quién te liberará?... Hambriento ¿quién te alimentará?.... Hombre perdido, ¿quién se arriesgará?...[1] Es el gesto de la universalidad, como también lo es de su peligro, el peligro de la universalidad. También la dicha de enmudecer, igual su peligro.


IV

El poema es una versión del poema (lo es, lo será); lo que resta de él es lo importante: no hay ídolo a quien tender las alpargatas. La voz, invisible e inevitable, contraria al “yo” provisto de una localización, Tanto como si alguien viniera a buscarte o te hubiese encontrado ya, el enunciador va de la voz invisible a quien quiere dar visión. Un esquivo mapa de migas de pan.


V

No se puede llegar tarde al silencio, se calla solamente. Calla el autor.


VI

Convenció la madre de Brecht a su novio católico para celebrar una boda protestante.


VII

Nadie, paradójicamente, es cualquiera. Quién, el que atraviesa estos poemas. Pero Nadie ya no es nadie en la La Victoria de Darcy Ribeiro. La voz está a un lado del sujeto, da la cara que desea atribuirse, da cara, anulando la universalidad del suscrito: la borradura del autor.


VIII

El poema nos convida a una boda protestante. Excepto, las grandes victorias.

 

***

- Sin título -
(Martin Niemöller)

Als die Nazis die Kommunisten holten,
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Kommunist.

Als sie die Sozialdemokraten einsperrten,
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Sozialdemokrat.

Als sie die Gewerkschafter holten,
habe ich nicht protestiert;
ich war ja kein Gewerkschafter.

Als sie die Juden holten,
habe ich nicht protestiert;
ich war ja kein Jude.

Als sie mich holten,
gab es keinen mehr, der protestieren konnte.

*

Ellos vinieron
(Martin Niemöller)

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

*

Y por mí vinieron
(Bertolt Brecht)

Primero se llevaron a los judíos,
pero a mí no me importó,
porque yo no lo era;
luego, arrestaron a los comunistas,
pero como yo no era comunista
tampoco me importó;
más adelante,
detuvieron a los obreros,
pero como no era obrero,
tampoco me importó;
luego detuvieron a los estudiantes,
pero como yo no era estudiante,
tampoco me importó;
finalmente, detuvieron a los curas,
pero como yo no era religioso,
tampoco me importó;
ahora me llevan a mí,
pero ya es tarde.

*

Mi victoria
(Darcy Ribeiro)

Me puse del lado de los indios,
Y me derrotaron;
Me puse del lado de los negros,
Y me derrotaron.
Me puse del lado de los campesinos,
Y me derrotaron;
Me puse del lado de los obreros,
Y me derrotaron;
Pero nunca me puse del lado de los que me vencieron.

Esa es mi victoria.

*

Los protestantes
(Niña Bestia)

Cuando finalmente vinieron a buscarme,
había quién pudiera protestar.
HABÍA nadie.

 

***

[1] Bertolt Brecht, en: La poesía es un arma cargada de futuro. Selección de poemas revolucionarios. Bogotá, 2010. El libro no tiene compilador aunque aparece firmado por “Los editores”. “Para los oprimidos —reza la contratapa del libro—la palabra, esa que resiste, que no deja que la ahoguen, que se cuela por las rendijas del encierro, que clama rebelión y que pasa de boca en boca, de generación en generación, es tan necesaria como las armas en la guerra. Esta selección de poesía, editada por segunda vez, es un intento por llevar los cantos revolucionarios de los grandes poetas de ayer y de hoy a los jóvenes y gentes de todas las edades que no están dispuestos a resignarse con los tiempos de oprobio que los imperialistas siembran por todo el planeta. Cada uno de estos versos no solo enseña la historia revolucionaria de diversos pueblos, sino que es inspiración para las luchas por venir.”. Crea limitaciones considerar los poemas como dirigido a un cierto tipo de generaciones, ¿no?, por lo cual es una contradicción decir que el poema pasa de boca en boca. Por otra parte la palabra no se resiste, fija, y piensa, crea nuevos sentidos, tantos como para oír a los poetas revolucionarios de este libro, o, para crear nuevas resistencias. Podría considerarse esta visión, el del asunto de la poesía-arma y el de la oralidad-necesaria de este libro, como “una contradicción que está en la idea” (Hegel), estancada en la ideología. De relacionarse con algo, el libro estaría más cerca de Heidegger al decir que “la obra de arte es la cosa en que se manifiesta la verdad, no lo bello estético.”, y solo en su primera parte, en la historia [del ser], como quisiera Marx y los editores.

*

*Niña Bestia. El autor de este texto desea firmar con seudónimo, como exigencia orgánica del poema.

 

 



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