Revista Latinoemerica de Poesía

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61. María Malusardi



 

Publicamos una selección de poemas de la autora argentina María Malusardi (Buenos Aires, 1966). Pertenecen al libro el desvío y el daño (Colección Pippa Passes) de la editorial Buenos Aires Poetry. 

“En su nuevo libro, “el desvío y el daño”, la poeta traza el itinerario del deseo, un camino con atajos y extravíos, donde el sueño y la vigilia recomponen un mapa, pero solo para perderlo. Porque el deseo, en la poesía de María Malusardi, está homologado a la escritura y los rastros del sueño y de la piel se extienden en el poema: “... si te vas de mi escritura las palabras perderán sensualidad”. Es la música del texto el lugar del encuentro: el ritmo inasible del crecimiento de las plantas da sombra a los animales que somos. Y es en lo onírico donde la poeta busca reparación y daño, lugares remotos para que su pluma actúe (…)” 

“Música sabia” por Javier Galarza
(Fragmento del prólogo del libro el desvío y el daño)

 

 

 

  

 

no dejes que el daño sea todo dame para el desvío una cláusula despierta una tentación que roce los espacios y los sangre dame para el daño el desvío de tu impaciencia la luz que tus pestañas han borrado las aguas que arrojan vaguedades los peces que escaman en silencio de negra la espesura del pudor

 

 

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duermo demasiado mucho y reniego de los amantes en los sueños mi vida es una cama desapropiada almas que me acusan y consiguen derogarme me ausento (me aguardo) en la herida de la espuma reúno lo obstinado para el desvío descifro la cristalería para el daño bocas que muerden el mar y renuncian al mito en mi cuerpo voy a perecer espumante genital vertiente desdichada

  

 

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una carta tuya un gesto simple que erosiona la distancia y nos acerca para conformarnos las huellas de la soledad acompañan: ganas de traerte frutal y despojado a mi boca y que sanes en mi escritura el desarme de tu posición mezquina

 

 

 

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 lo que me atrae del dolor es que no puedo complacerlo nunca alcanzo su voluntad ni logro denunciarlo agua turbia sobre el mundo nadie puede detenerlo ni sobornarlo lo que me gusta del dolor es su pureza: nada corrompe su compromiso con la vida apretar el nervio hasta reír de espanto y de compasión

 

  

 

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cuando el cuerpo se ha trasladado a las palabras y son ellas las que incendian el espacio donde se cruzan sin perderse guiñándose los ojos recalcitrándose y muriendo me encuentro con vos me encuentro con él me arrastro sobre las espinas del lenguaje

 

  

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una vez quedé muda me habían dejado en un patio a la intemperie mis pezones tiritaban como inviernos y encontré un camino una frazada un té caliente un sueño en el que me contabas que podías ayudarme a florecer dándome un hijo el barro fortalece me decías y yo: no hay dónde apoyar:  la grieta está en la grieta el agua está en el agua todo se pierde dentro de sí mismo en mi cuerpo

 

  

 

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habito dos claras dimensiones: el tiempo de mi vida y el tiempo de mis sueños en ellos una adolescencia tardía enmascara la soledad la casa de mi madre es una ciénaga no hay luces ni colores y mi madre ya no toca el piano ni hace postres y vos aparecés de la entrepierna de una ventana me arrastrás a mi antigua habitación vacía y no comprendo qué ves de hermoso en mí sin embargo el deseo nos empuja a labrar esta fundamental herida de la que ya no despertaré

 

   

 

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no cabemos en la vida cuando ya no cabemos en el lenguaje el filo de la palabra tritura y amontona los restos cuando intentamos decirnos el amor desnudo un peligro una rama quebrada incendiándose hasta dejarnos ver aquello que acabará con la compasión

 

  

 

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sueño para escribirte o escribo para soñarte ambas sonoridades sin pleito caminan sobre la almohada y modifican mi presente: me recuesto sobre el piso a lo largo de un zócalo oscuro y espero mis huesos en desorden la bondad de tu paciencia para reacomodar las piezas de mi introspección clavarte dentro de mí como una cicatriz de alambre

 

  

 

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unidos en la mutua deserción dispongo de nuestros cuerpos para la escritura como si tomaras mi cabeza dulcemente y la bajaras tu cuerpo poco a poco dentro de mi boca y la escritura un lugar para mi expansión y tu desparramo: pura cicatriz el desvío pura música el daño

 

 

 

 

María Malusardi (Buenos Aires, 1966). Escritora, docente y periodista. Publicó los libros de poesía el desvío y el daño (Buenos Aires Poetry, 2017), el sastre (Ediciones en Danza, 2015), artista del trapecio (Alción, 2014), la música (El suri porfiado, 2013), el orfanato (Alción, 2010), trilogía de la tristeza (Alción, 2009), museo de postales (El Suri Porfiado, 2008), diálogo con pescadores (Alción, 2007), variaciones en la niebla (Alción, 2005), la carta de vermeer (Alción, 2002) y El accidente (Mascaró, 2001).

el sastreobtuvo la Mención especial del Premio de Literatura Casa de las Américas 2015, de Cuba. Y trilogía de la tristeza resultó finalista del Concurso Olga Orozco 2009, con un jurado integrado por Antonio Gamoneda, Gonzalo Rojas, Juan Gelman y Jorge Boccanera; además fue traducido al francés y editado en 2013 como trilogie de la tristesse (Zinnia Editions), tanto en papel como en formato e-book.

Trabajó, como periodista, desde 1989, en los diarios Clarín, Perfil cultural, La Gaceta Cultural y las revistas Nómada, Nueva, Debate, Lugares, El Arca, Caras y Caretas, entre otros medios gráficos. Entre 2013 y 2015 escribió en Caras y Caretas exclusivamente sobre poesía argentina. Colabora en Revista Kunst y Lamás Médula.

 

 

 



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