Revista Latinoemerica de Poesía

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Gelman por Hellman



Por Hellman Pardo

Un viaje. Mil ciento setenta y cuatro kilómetros. Junio. Dos mil trece. Dos fantasmas que circulan cóncavos por dos días para llegar a Quito. Se llega por el costado central del mundo, exactamente por su ombligo. Solo esos dos fantasmas saben, conocen la hora exacta del arribo. Un taxista perdido, o haciéndose el perdido. Lo abandonamos sin saber donde queda el Convento San Agustín. Seis de la tarde. Volteamos la esquina y allí estaba, junto a Xavier, y Mara. Un poema: Siempre te amo por primera vez. Siempre te amo la primera vez. Después de dos horas de encuentro, temo saludarlo, pero venzo la pena (valer la pena). Un cigarrillo, una mueca en su rostro, la risa de Mara. Recordemos la fecha cuando murió la poesía en latinoamérica: catorce de enero de dos mil catorce.

 

 

GELMAN POR HELLMAN

El pajarito de vos / vigía de otras noches sigue guardando en su soledad / árboles llagados que vuelan en la latitud del alma / en la amargura del alma / alma que tiembla / tiembla / como noche / como día donde vos vas y deshojás todas las palabras / todas las palabras juan / todas las palabras que vivimoriste / que entraron en tu boca y se agolparon en tus ojos / dolidas / absortas / mudas como el mundo mudando heridas que aún guardás dentro / marcelo lo sabía / ariel / que andás guardando golpes de pecho / golpes de corazón entre los pechos y el corazón de mara / en su vientre mundial / mirá como se ahonda el miedo cuando leés / mirá cómo el castellano arde porque apenas nace / renace en cada silencio / en cada rastro / rostro de vos / poemas de amor del desamor en tan poca revolución / debes andar triste juan / por tan poca revolución en la revolución / se acaba el tiempo para armarla / para amarla / el tiempo es un reloj que desteje los siglos / los abandonos / la lluvia que deslluvia los caminos / el hambre del pan duro apostado en la costilla izquierda / en la humareda izquierda del cigarro aquel / dulcísimo / solísimo / que fumaron vos y el alba / vos que sos un pasaporte fundado en el serrín del lenguaje / vos que escribís en la orilla de la desolación / entre la desolación de todos / nosotros / simples mortales pesados viajeros desconocidos / indicanos la justa manera de cómo cargar los ojos manchados de dolor / enseñanos a llevarlos en el lugar de la cólera / a reir porque reís y reís / con esa sonrisa aciaga / sos relámpago / palito que no tenés madera / ni pájaros / ni bandas municipales en ninguna mujer / en naides / en nada / pero alimentás el castellano con las manos exiliadas en quito / en roma / en buenos aires / esas gentes de buenos aires / algunas gentes / digo / que despojaron hijos deshijados / hijos otoñales / son para vos la poesía y la poesía / y la poesía que anda buscando los hijos otoñales / moridos / bien lo sabés / almita que se elevó en la paloma de la tarde / luna donde se posan sidney west y julio grecco y josé galván / que se preguntan ¿dónde estará la quijada rota del ayer? / los lamentos del ayer del hoy / del nunca / dónde el bandoneón / el tango para hacer temblar los huesitos amorosos de la furia / juan / yo en tu lugar dejaría a las mujeres con todas sus mujeres en la mujer de john wendell / en sus brazos de madrugada / o en los ojos de sim simmons o en sus árboles calcinados de llanto / o en el país divisible del agua / que en realidad son todos los países que respirás / sangrás / para no olvidarlos / y soy Hellman / y sos Gelman / ¿y a qué viene todo esto? / todo porque un día sentí a una ofelia en el amor crecido / todo porque soy irremediablemente triste como la ofelia / como vos / como el amor desamado / como juan / como yo  



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